La ONU documenta 40 casos de tortura en Aguascalientes (Segunda Entrega)

La tortura… El lugar

«Me metió a una oficina muy pequeña, era un sillón de color azul, podía verlo a través de la capucha y me empezaron a golpear, eran cuatro hombres, entraban y salían, a veces eran más a veces eran menos, porque iban y me decían algo y me seguían pegando, decían que era una culera, que me iban a matar, que así le habían hecho antes y nunca pasaba nada, incluso me acostó en el sillón y él se me trepó encima, agarró un arma y me la puso en la cabeza y me dijo: “a mí no me cuesta nada matarte ya te dije, puedo decir que te mataron por andar de culera”, y yo le decía “es que yo no sé nada”, me tiró al piso y nuevamente me empezó a pegar»

Víctima

Este es sólo un fragmento del testimonio de la víctima de uno solo de los 40 casos que la ONU logró documentar como Tortura y Malos Tratos de la entonces Procuraduría de Justicia del Estado de Aguascalientes en el periodo 2010-2014.

De acuerdo al histórico informe que esta mañana la representación en México de la Oficina del Alto Comisionado para las Naciones Unidas presentara bajo el título «Hasta Perder el Sentido» y en el que se detallan las prácticas inhumanas, ilegales y violatorias de los más indispensables derechos humanos en Aguascalientes por parte de instituciones y cuerpos policiacos, los actos de tortura tuvieron lugar tanto en las instalaciones de la Policía Ministerial, en las celdas de detención y otros cuartos se encuentran en un sótano del edificio, así como también en uno de los cuartos, al que se le denominaba “gimnasio” o “spa”, ahí era donde se aplicaban los actos de tortura, «planeados, coordinados y realizados por funcionarios de la Procuraduría estatal».

Cinco de los sobrevivientes, refirieron que fueron torturadas en bodegas abandonadas. «La clandestinidad de dichas instalaciones es particularmente preocupante y puso a las personas detenidas en una mayor situación de vulnerabilidad».

La tortura… su forma:

Sobrevivientes narraron un gran número de actos de violencia en su contra realizados por funcionarios estatales. «Actos de violencia verbal y de violencia física capaces de causar daños graves y consecuencias permanentes en su salud».

«Sin que yo me dé cuenta, otra persona que se encontraba en un carro cerca de dos casas veo que se baja, no le presto atención, y es en ese momento cuando se acerca a donde nos encontrábamos mi hijo y yo, y él encañona a mi hijo, le pone la pistola en la cabeza, tenía 4 años, es donde me dice él: “ya valió verga, no pongas resistencia o mato aquí a tu hijo”.

Testimonio

Golpes, puntapies, asfixia mediante colocación de bolsas de plástico en la cabeza, descargas eléctricas, todo lo vivían y cinco de las víctimas refirieron al personal de la ONU como fueron trasladadas a unas bodegas abandonadas previo a su traslado a instalaciones oficiales de la Policía Ministerial para ahí, ser objeto de los más indignantes tratos inhumanos.

«Las personas sobrevivientes señalan que la mayoría de los actos de tortura tuvieron lugar en las instalaciones de la Policía Ministerial. En ese edificio las víctimas habrían continuado recibiendo golpes y patadas propinados por elementos de la Policía Ministerial. Esto ocurría en todos los lugares dentro de las instalaciones en los que las personas sobrevivientes se encontraban, incluyendo el momento en que supuestamente rendían su declaración, frente a agentes del Ministerio Público y defensores públicos. Al menos en 11 casos, habrían sido privadas de alimentos y agua durante horas o incluso días», detalla el informe.

ONU Derechos Humanos tuvo conocimiento de que en al menos 33 de los casos documentados las “sesiones” de tortura fueron llevadas a cabo en el sótano del edificio de la Policía Ministerial.

«En las «sesiones», las personas eran sometidas por varios policías y amarradas de pies y manos, con la cabeza cubierta (algunas personas refieren que únicamente llevaban como vestimenta una bata de uso quirúrgico que les eran entregadas en las celdas de la Policía Ministerial)».

Las «sesiones eran frecuentes», tan frecuentes como comunes eran las ocasiones en las que por las golpizas recibidas, las víctimas perdieron el conocimiento.

«[…] en determinado momento perdí el conocimiento, ya no empecé a escuchar nada, ni sentir nada, y me empezaron a dar descargas eléctricas en los testículos, en los dedos gordos de los pies sentía como que me enganchaban algo, como un gancho o unos cables no sé, me empezaron a dar descargas eléctricas, y me decían que yo les dijera que yo la había matado, y yo les decía que no, que yo no era “el X.”, que no era esa persona. Y me seguían dando agua por la boca, entonces yo escuché, así como sonido de un soplete y me pusieron como una lámina caliente en las plantas de los pies y me quemaron las plantas de los pies […].

Víctima

La «Ejecución Simulada» era otra de las prácticas de tortura que quedaron al descubierto, el informe hace referencia que al menos 14 personas informaron que fueron víctimas de esta técnica, como poner en la cabeza un arma sin munición y apretar el gatillo.

La tortura era física, psicológica y también sexual…

Un total de 25 víctimas documentaron que durante las llamadas “sesiones” de tortura fueron sometidas a descargas eléctricas en los testículos, el pene y el ano.

Esta situación fue corroborada por la ONU-DH, así como el caso de tres mujeres sobrevivientes que fueron violadas sexualmente.

«Eran puros hombres, me pusieron una cobija en el cuerpo, me empezaron a patear, me empezaron a jalar el cabello, me empezaron a quitar la ropa y a tocarme de manera obscena, eran aproximadamente como cinco hombres […]. Cuando recuperé el conocimiento desperté en el sillón de la oficina de la ministerial con mi pantalón todo manchado de sangre, con un dolor en el vientre impresionante que no se me quitaba con nada, muy adolorida de mis piernas, mi estómago, mi cabeza, duré un día completo sin comer y le digo, los golpes no estaban para menos […]. Me llevan a las oficinas de allá abajo, no sé si todavía existan, pero ahí estaba el médico forense, me realizan una prueba de embarazo, me sacaron sangre, me metieron un hisopo en la vagina y resulta que tiempo después en la Fiscalía dicen que en mi vagina estaba lastimada, como que había sufrido una violación».

Víctima

…Todas las personas sobrevivientes identifican a los policías ministeriales de la Procuraduría como los autores materiales de los actos de tortura descritos. En tres de los casos en que las personas fueron detenidas por elementos de otras corporaciones de seguridad, principalmente policía municipal, dichos elementos también habrían cometido tortura u otras formas de malos tratos.

Los torturadores:

«Las personas sobrevivientes comunicaron a la ONU-DH la identificación concreta de personas que habrían participado en los actos de tortura. Dichas descripciones coinciden en los rasgos físicos y señas particulares de las personas identificadas. También mencionaron reiteradamente los nombres o apodos de elementos de la Policía Ministerial y la presencia – e incluso la participación directa– de altos mandos de la Procuraduría estatal en actos de tortura, particularmente de la Policía Ministerial, quienes en algunos casos se identificaron ante las personas sobrevivientes», destaca el Informe.

«Me da vergüenza, me da miedo, me da nostalgia, me siento mal. Hasta la panza se me revuelve nada más de acordarme de que hasta esa persona, [alto funcionario de la Procuraduría General del Estado], un día hasta lo conocí yo ahí, me acuerdo muy bien que traía un anillo muy grande, como de oro, y los ministeriales me decían: “¿A poco no lo conoces?” “No pues yo no sé quién es”, “pues él es el mero jefe, él aquí es la mera verga”, así me dijeron. Y yo levanté la mirada poquito y hasta con el anillo me dio en la cabeza, y me dice: “a ver tú ¿Qué sabes de tal homicidio de un chavo ahí en la barranca?”, “no pues es que yo no sé nada”, “no te hagas pendejo ¿Quieres que te bajen otra vez allá abajo al gimnasio un rato?”.

Víctima

La ONU refiere que también se recibió información sobre la posible participación de personal de servicios periciales en actos de tortura, concretamente, de personal médico de la Procuraduría estatal. Además del posible encubrimiento de los actos de tortura por omitir las lesiones de las personas sobrevivientes.

«Me sujetan hasta perder el sentido. Dos veces perdí totalmente el conocimiento, si algo se parece a la muerte, eso es, ya no puedes respirar, solo truenan los oídos y ya dejas de sufrir. Me resucitaban, me regresaban, no sé cómo le hacían, en la tercera ocasión, vi que algo estaba pasando, entonces en la tercera ocasión fingí desmayarme, haciendo como que me convulsionaba, entonces llegó un médico, un tipo que sabía qué hacer, ellos le decían ‘Doc’ y les ayuda a resucitarme, a regresarme, los reaniman con energía, le meten corriente, en el ano y en el pene, y eso regresa a uno, entonces el doctor dice: “es la última vez que lo puedo regresar, si se les vuelve a ir este ya no regresa, se muere”.

Testimonio

Tras la presentación del escalofriante informe que documenta los casos de tortura que se vivieron en el periodo 2010-2014 en Aguascalientes y los cuales, permanecen vigentes por su impunidad al no existir aún sanción o rendición de cuentas de los responsables, así como tampoco una reparación del daño, la ONU se pronunció por una respuesta de las autoridades de este estado ubicado en el centro del país.

Y es que, ya no existe duda, las formas de tortura identificadas son consistentes con aquellas reportadas durante años por otros organismos internacionales en relación con México, tales como golpes, patadas, toques eléctricos, vendaje de ojos, intentos de asfixia, agresiones sexuales y diversas formas de tortura psicológica. En varios casos también se identificaron amenazas e incluso ataques en contra de familiares de las personas sobrevivientes.

«En los 40 casos, la ONU-DH identificó un patrón consistente de violaciones de derechos humanos y modus operandi prácticamente uniforme:

  • detenciones arbitrarias de las personas;
  • traslados y puestas a disposición irregulares por parte de autoridades ministeriales;
  • tortura en instalaciones de la Procuraduría estatal, principalmente en las instalaciones de la Policía Ministerial, con el propósito de forzar a la persona a firmar documentos;
  • incomunicación de las personas;
  • uso del arraigo como medio para la continuación de la tortura y para obstaculizar su documentación;
  • uso de documentos firmados bajo tortura para la fabricación de declaraciones incriminatorias; y
  • participación y/o complicidad de diversas estructuras al interior de la Procuraduría, particularmente de policías ministeriales, agentes del Ministerio Público, médicos adscritos a la institución y defensores públicos».

Así, Aguascalientes hoy ocupa la mirada nacional e internacional por una página de su historia que nunca debió existir…

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