Ya han pasado más de diez semanas…

«10 semanas que la tierra te comió hijo, que nadie te vio, que fuiste invisible para las personas que se encontraban en el lugar, que pasaste desapercibido por el mundo entero, que mi corazón tenía tres días avisándome que algo iba a suceder.

Perdóname hijo por no ver estado ahí, porque no estuve para advertirte lo que a tu alrededor estaba pasando. Pero si a Jesús, Judas lo entregó, qué podemos esperar de nuestro mundo, inmundo. Te amo mi hermoso fuiste y serás por siempre mi tripis hermoso. Te amamos y extrañamos.», escribió Sofía, una de las tantas madres que en Jalisco y Aguascalientes lloran por la desaparición de sus hijos.

Ante la lentitud de expedientes sin resolver y la desesperación de no conocer mínimos indicios de dónde encontrar a su hijo, Raúl Alejandro Cuéllar Jiménez, desaparecido cuando viajó de Aguascalientes a Encarnación de Díaz, Jalisco, el pasado 22 de enero, el caso de Sofía llegó a oídos del colectivo Buscadoras por La Paz Sonora, quienes también emprendieron la búsqueda se su hijo, un estudiante que radicaba en el estado vecino de Encarnación de Díaz.

Este, el de Buscadoras de Sonora, es uno de los grupos más aguerridos y admirables en las labores de búsqueda de nuestros desaparecidos, pues suma el esfuerzo de mujeres que son incansables en las labores de rastreo en medio de este país tan carente de eficiencia en la ejecución de protocolos reales para la localización de quienes un día, salieron de sus casas y no ha regresaron más.

Sandra Macías / Latido Online