Se dice que el gato Jólakötturinn era inmenso; “nadie sabía de dónde venía y nadie sabía a dónde fue”.
Las fiestas de fin de año están cada vez más cerca y ahora que están por iniciar son el pretexto perfecto para pasar más tiempo con la familia y recordar todo lo bueno que nos dejó este ciclo. Sin embargo, entre tantas actividades de celebración también es importante mencionar que no todo es alegría, pues hay otros sitios en el mundo cuyas historias de Navidad son sombrías.
Prueba de lo anterior es la creencia que se tiene en Islandia sobre el gato Yule, también nombrado Jólakötturinn, un enorme y monstruoso animal de Navidad que se presenta en los hogares de quienes no hayan recibido ropa nueva.
Historia del gato Jólakötturinn
La tradición que se ejecuta cada año en dicho país se remonta a la Edad Media, cuando según la historia, aquellos niños que terminaban sus tareas antes de Navidad recibían ropa nueva como recompensa a su esfuerzo.
No obstante, la situación solía ser distinta para los niños perezosos que no cumplieron sus deberes en el tiempo requerido, pues el gato Yule se presentaría esa misma noche con la intención de comerlos.
Y es que Jólakötturinn, quien presuntamente tiene una apariencia mucho más grande de lo normal, se encargaba de merodear las casas y así verificar que todos los pequeños tuvieran ropa nueva entre sus obsequies, ya que de lo contrario sufrirían las consecuencias.

Esta creencia de Navidad se promovió en Islandia con el objetivo de fomentar la generosidad por parte de los más afortunados que en estas fechas suelen ayudar a los demás con distintos regalos de prendas.
Asimismo, la historia del gato Yule es una lección que enseña a los niños el valor del trabajo y la responsabilidad.
Poema del gato de Yule (Jólaköttinn)
“Has oído hablar del gato de Yule …
Realmente era inmenso;
Nadie sabía de dónde venía
Nadie sabía adónde fue
Él abriría los ojos de par en par
Y ambos brillaban intensamente
No era para los pusilánimes
Para enfrentar esa espantosa vista.
Sus bigotes afilados como garfios,
Su espalda estaba arqueada hacia arriba,
Y las garras sobre sus peludas patas
Fueron espantosos de espiar.
Sacudiría su poderosa cola
Saltaría, rascaría y soplaría
A veces en el valle
A veces en el acantilado.
Hambriento, salvaje y lúgubre vagó
A través de la nieve amarga del invierno
Dio a todos los escalofríos
Dondequiera que pudiera ir.
Si escuchaste un aullido triste afuera
Tu suerte acababa de agotarse;
Eran hombres, no ratones, a los que cazaba.
De eso no había ninguna duda.
Se aprovechó de la gente pobre
¿Quién no tiene regalos para Yule?
Que luchó por seguir adelante
Cuya vida fue dura y cruel.
Se llevó toda su comida navideña.
De la mesa y el estante,
No les dejó ni un bocado,
Se lo comió todo él mismo.
Y entonces las mujeres trabajaron
Con huso, carrete y roca,
Para hacer un pequeño parche de color
O solo un calcetín.
Porque no pudo entrar
Para atrapar a los pequeños
Si hubieras regalado ropa
A tus hijas y a tus hijos.
Y cuando se encendieron las velas,
Cuando llegó la Noche de Navidad,
Los niños agarraron sus regalos
Mientras el gato de afuera miraba.
Algunos pueden tener un delantal
Algunos zapatos u otras cosas,
Siempre que tengan algo,
Eso sería suficiente.
Porque Kitty no se los podía comer
Si tuvieran ropa nueva para ponerse;
Él silbaba y aullaba horriblemente,
Y luego se iría.
Ya sea que esté todavía
Realmente no podría decirlo
Pero si todos reciben regalos para Yule,
Entonces todo puede estar bien.
Tal vez te acuerdes
Para ayudar con los regalos usted mismo;
Quizás todavía hay niños
Quién no obtendría nada más.
Tal vez si puedes ayudar a esos
Que necesitan un poco de alegría
Te traerá un buen Yule
¡Y un feliz año Nuevo!”