250 mil niños mexicanos en riesgo de ser reclutados por el crimen organizado, mientras la pornografía infantil se disparó en la pandemia

Foto: pexels.com

En México podría haber entre 30 mil y 45 mil infantes en actividades delictivas, y alrededor de 250 mil se encuentran en riesgo de ser reclutados por el crimen organizado, advierten algunos organismos nacionales e internacionales, como la REDIM (Red por los Derechos de la Infancia en México), y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Las niñas son utilizadas para delitos como explotación sexual a través de la pornografía infantil, la cual tuvo incremento importante durante los meses de pandemia.

El balance anual de REDIM 2020 “El año de la sindemia y el abandono de la niñez en México” estableció que ese delito tuvo un aumento de 157 por ciento el año pasado, con respecto a 2019.

Durante la llamada sindemia, que constituye una sinergia de epidemias en un mismo tiempo y lugar: sanitaria, económica, social, etcétera, también aumentaron las problemáticas que aquejan a la población infantil, como la pobreza, trabajo infantil, deserción escolar y violencia al interior de las familias, entre otras.

A escala global, de acuerdo con el informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), “Estado Mundial de la Infancia” (octubre de 2021), en el cual se examina la salud mental de esa población, se estima que 13 por ciento de quienes tienen de 10 a 19 años padece un trastorno mental diagnosticado. 

En ese rango de edad, el suicidio es la cuarta causa de muerte: cada año, casi 46 mil adolescentes se quitan la vida, uno cada 11 minutos.

En México viven casi 40 millones de niñas, niños y adolescentes, y representan 35 por ciento de la población; más de la mitad, 51.1 por ciento, en pobreza.

“Las personas entre los cero y 18 años, alrededor de la tercera parte del total de la población, requieren un cuidado particular del mundo adulto; ese cuidado es una responsabilidad social”, afirmó la académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Gabriela Ruiz Serrano.

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