Cuídense mijitos

Los optimistas reprodujeron, como para darse y otorgar seguridad, la promesa de AMLO, realizada anteayer en la capital zacatecana, de que su gobierno enviaría tropas, helicópteros artillados y recursos adicionales para los cuerpos locales de seguridad, al estado vecino, donde se vive una crisis de inseguridad sin precedentes que, lo sabemos, amenaza nuestro territorio, rodeado de territorios sin ley, pero muy pocos repararon en que el mandatario, junto a su promesa de rescate del agobiado gobierno de David Monreal, reiteró su fórmula de “abrazos y no balazos”, señalando que la violencia no se combate con más violencia y repitiendo su llamado pueril para que los asesinos sanguinarios se reformen y sigan el camino del bien.

No está de más repetir lo que ya afirmamos hace unos días, de que David Monreal y su estado, nuestro vecino, estaban castigados por el presidente, incómodo con la independencia del senador Ricardo Monreal, al que seguramente le aplicaron un “estate quieto” para proceder a la promesa de ayuda federal, en el entendido de que la presencia de fuerzas de la Guardia Nacional o el Ejército tampoco significan nada, si los elementos destacados tienen órdenes de no hacer nada, como pasa en Michoacán y otros territorios con fuerte presencia de las bandas asesinas del narcotráfico.

Como sea del mandatario viajó a esta capital, un día después de su visita a la ciudad de Zacatecas y se esperaba, en el mismo tenor optimista, que la promesa de protección se extendiera a nuestra entidad, amenazada en su zona norte por la inseguridad que reina en los municipios limítrofes.

No fue así, pues amén de sus ofrecimientos de extender aquí las ayudas sociales, que ya sabemos que sirven para dos cosas, y de alguna oferta peregrina más, AMLO no prometió ni más recursos para la seguridad de Aguascalientes, ni más presencia de fuerzas federales, ni nada que nos sirva siquiera para alimentar algo que parezca un sentimiento de tranquilidad.

Preguntado sobre si su plan de seguridad para Zacatecas se extenderá de alguna manera para nuestro territorio el presidente se limitó a recomendarnos no mejor no acercarnos a la zona de la masacre, como una madre prudente recomendaría a sus hijos que van a salir por la noche, a la voz de “cuídense mijitos”, que suena a aquella recomendación que le hacía su afligida progenitora a la Rosita Alvírez, para que no fuera al baile.

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