
Al margen, en absoluto, de los pleitos entre partidos y del conflicto en curso entre panistas, somos testigos de cómo en redes algunos están haciendo un esfuerzo, ya desde hace meses, por señalar que la pasada administración municipal, la que encabezó Teresa Jiménez, estuvo manchada de presuntos y graves asuntos de corrupción, al parecer en un intento de desacreditarla como aspirante a la candidatura panista y luego la gubernatura del estado.
Se reproducen supuestas investigaciones periodísticas donde señalan presuntos, repetimos los de presuntos, asuntos donde la ex alcaldesa habría obrado al margen de la ley, mientras que la ex panista Martha Márquez hace lo propio señalando que ese asunto tiene que ver con la manera en que se sustituyeron miles de luminarias en la capital, asegurando que esa adquisición se realizó con un importante sobreprecio, en perjuicio de la población de la capital y en beneficio de la propia ex alcaldesa y algunas personas de la dirigencia nacional panista.
No es cosa de suponer nada, sino de esperar que cualquier responsabilidad legal que se derive de este señalamiento se dirima donde debe ser, es decir en los tribunales, pues fuera del ámbito judicial todo lo que se señale sobre el particular no deja de ser una especulación, y que en el terreno de lo judicial se determine si es cierto que existe delito que perseguir y quiénes serían los responsables, o de caso contrario dejar el asunto en el terreno de los chismes malintencionados y a otra cosa.
Como sea llama la atención el silencio de la parte señalada que, ante la andanada de acusaciones ha optado por el bajo perfil y el silencio, que entendemos es una estrategia que consiste en bajar cabeza y aguantar que pase el temporal, seguro confiados en la buena prensa que hasta ahora ha logrado la ex primera edil capitalina, de quien se dice optó por la diputación federal que ahora tiene para alejarse justo de las acusaciones que ella y su equipo sabrían que vendrían.
Como adivinos no somos, habrá que esperar si esa estrategia de silencio y de aguantar callados es lo prudente, sobre todo porque se desconoce si el asunto llegará a las instancias judiciales, pues lo que es un hecho es que quienes la acusan, sean quienes sean, no van a cesar su empeño de mantener el asunto vivo, por ahora en las redes, aunque no sabemos si el asunto, como debería, dadá la gravedad de las acusaciones, pase a los tribunales.
Habrá que esperar, pues lo cierto es que el tema no se va a quedar en publicaciones de Facebook.