
Es internacionalmente reconocido el daño y afecciones que trae el consumo de tabaco a la salud en un plano mundial, siendo el causante directa o indirectamente de aproximadamente 8 millones de muertes al año, según informes de la OMS. Aún así, pocos son los países en tomar planes de acción al respecto, más allá de prohibir su publicidad y mostrar una incómoda etiqueta.
Pues, Nueva Zelanda ha decidido poner manos a la obra y emprender acciones para erradicar el consumo de esta sustancia que, en el país mata a 4,500 personas anualmente. El Gobierno de la Primera Ministro Jacinda Ardern, ha hecho públicas una serie de propuestas para reducir el consumo de tabaco, todas con el objetivo de erradicar su consumo para el año 2025.
Entre las más destacadas, se encuentra la prohibición de la venta de cigarrillos a toda la población nacida después del 2004 y con miras a subir la edad mínima para fumar gradualmente. Aunado a ello, ya se implementan y se seguirán implementando impuestos sobre el tabaco, la disminución gradual de nicotina en los productos y el aumento de áreas libres de humo.
Si bien el plan pinta a ser en pro de la salud de los ciudadanos neozelandeses, se abre a la pregunta de si el Gobierno puede meterse de esa forma en el estilo de vida de las personas. Además, pequeños comerciantes ponen en la mesa una fuente de ingresos como lo es la venta de cigarrillos, no sin dejar de poner el ojo el mercado negro, que sin duda vería un nicho de oportunidad en esta situación.
Ante esta situación, el Ministerio de Salud de Nueva Zelanda asegura que las decisiones serán tomadas de la mano del pueblo y puso en disposición un sitio web para abrirse al debate y tener en cuenta las opiniones de la ciudadanía ante este proyecto.