El fabricante de pobres

Adalid de las mejores causas, AMLO acudió ayer ante la ONU para cacarear allá sus inmejorables buenas intenciones para exportar el bienestar que le ha procurado a los mexicanos, según sus datos, claro, y propuso un fantasioso programa para abatir la miseria del mundo, proponiendo la entrega de un billón de dólares y la entrega directa a los desposeídos del planeta, no sabemos si abriendo sucursales de su Banco del Bienestar el Calcuta, el acuerdo de África, las villas miseria de todas las naciones pobres y en el Timbuktu.

Ya se ve que a nuestro Caudillo le gustan los pobres, tanto que los fabrica por millones en este país, como demuestran los datos del CONEVAL, que hasta el año pasado veían un incremento entre la población debajo del cinturón de la pobreza, por ingresos, qué pasó del 41.9 por ciento, en el 2018 en que inició su gobierno al 43.9 por ciento en el 2020, en tanto que los miserables, aquellos con ingresos que no alcanzan ni para la subsistencia pasaron del 7 por cien al 8.5, en el mismo periodo.

Y es que mientras el mandatario predicaba en la tribuna de las Naciones Unidas contra la corrupción (como quien grita aquello de “al ladrón”), y proponía exportar su exitoso modelo de bienestar, cargando de paso contra las organizaciones no gubernamentales de todo el planeta, aquí el INEGI daba más datos que corroboran que si de algo puede calificarse su gestión económica, si es que existe tal cosa, es de fallida.

Si escuchara a alguien, sus asesores en materia económica, le deberían explicar que el gasto no productivo, que es lo que propone a nivel universal, no produce riqueza, y que, cosas de la lógica economía, señor López, este gasto se convierte en un despilfarro y lo que acaba generando es más pobreza y más de esos pobres que tanto le emocionan.

Hay en sus palabras nobleza, como las hubo en esas propuestas ya archivadas sobre la renta universal, aunque hay que recordar que los demagogos saben bien que no van a ningún lugar sin esa elocuencia que se auto promueve como bondad, por no decir que no le falta razón cuando habla de la corrupción como el nuevo jinete apocalíptico, aunque sería razonable admitir que entre los suyos los hay que son arquetipos del político corruptor y corrompido, aunque eso ya mucho pedir.

Mientras tanto, hasta que se de tiempo de hablar de sus datos, el INEGI registra el mayor aumento de la inflación mensual, 0.84% en octubre, desde 1998, para que veamos que eso de la restauración va en serio, ya con el riesgo de alcanzar el 7 % en este aciago 2021, lo que evidentemente significa más pobres y más carencias.

Pues no sabemos por donde encontrarle la cuadratura al círculo y hablar de eliminación de la pobreza, cuando los pobres, y hasta los ya menos clasemedieros de este país, pagan más por el tomate, los nopales, la cebolla, la luz eléctrica, el gas doméstico, el huevo, la carne de res, lo que coman en taquerías y loncherías y en vivienda propia, que ya debe ser un exceso para millonarios.

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